Restauración de butacón de haya.

Me encanta hacer estos hallazgos: volver del colegio y verlo ahí junto a un contenedor pidiendo a gritos que alguien lo rescatase antes de que fuera demasiado tarde. Era un precioso butacón de madera de haya tipo descalzadora con respaldo y asiento de rejilla, este último completamente inexistente. Su cambio de imagen ha sido radical y es que estos hallazgos casuales nos permiten arriesgar mucho más que si se tratara de un encargo o un mueble propio.

Su estado original era este y sus medidas son: 82 cm de alto x 58 cm de ancho x 52 cm de fondo.

 

Lo primero que hice fue limpiarlo y tratar los agujeritos de carcoma que traía con doble tratamiento,  por inyección y por impregnación, envolviéndolo posteriormente en film plástico transparente para crear el vacío (=anoxia) la correspondiente cuarentena que se prolongó, entre una cosa y otra...¡por más de tres años! 

Al retomar el trabajo, he retirado los restos del asiento y he encolado la pata delantera izquierda que se encontraba suelta.

 

He tapado los agujeros de carcoma con pasta de madera a ras. Una vez seca se lija para igualar posibles salientes.

Después de una lijada enérgica para eliminar restos de barnices, le aplico un par de manos de pintura a la tiza de Annie Sloan en color azul mediterráneo, lijando entre mano y mano para un acabado más suave. Posteriormente le aplico un par de manos de barniz acrílico y remato con una pátina de cera para proteger del uso. El resultado es este:

 

Cómo el asiento de rejilla estaba destrozado lo he sustituido por uno tapizado. Para ello he cortado un tablón a medida con lo que mide el hueco más dos centímetros mas por cada lado:  45 cm x 45 cm.

Lo he forrado con espuma en la parte superior reciclando dos planchas de las que se utilizan para rellenar cojines para asientos.

Después lo he tapizado con una tela de loneta de algodón preciosa, con un estampado de flamencos que me conquistó nada más verla y de la que conseguí un retal a un precio de risa.

Para tapizar primero hay que tensar la tela y fijarla a la base con grapas en cuatro puntos, uno por cada lateral como si fuera una cruceta. Después hay que ir tensando y remetiendo el sobrante hacia las esquinas que es donde se remata.

Una vez tapizado el asiento se encola y se atornilla a la base en un proceso que es totalmente reversible y que se puede retirar con facilidad: no he tapado los huecos donde encajaba la rejilla porque así cabe la posibilidad de rehacer ese tipo de asiento más adelante.

Pensé ponerlo a la venta una vez terminado, pero no me ha dado tiempo. Encarnita pasó por el taller y se quedó prendada de este butacón  para completar el mobiliario de su porche que os enseñé hace unos meses, aqui.

Me gusta descontextualizar los muebles: este auxiliar típico de dormitorios  aporta al porche un toque más desenfadado, fresco y veraniego. Fijaos lo ideal que queda la descalzadora en esta zona de su casa, llena de luz, de frescor y de plantas que en esta época del año están espectaculares.

 

 

Con este post participo en el Aprendiendo de todo un poco de mi querida y admirada Anna Llansa que este mes, como flamante y merecidísima ganadora de la edición anterior, nos ha propuesto el tema "DIY Hallazgos".

Lo llevo también al Reto 3Rmas1 con Arte de By Terenya, dónde en el mes de septiembre la encantadora Tere nos anima a acabar un proyecto que hayamos postpuesto por demasiado tiempo.

Y al Finde Frugal 222 de Marcela Cavaglieri dónde amigas de ambos lados del Atlántico disfrutamos con estos cambios de imagen en el mobiliario, que siempre nos hacen la vida más linda.

Si te gusta lo que ves y quieres más información contacta conmigo en alromasar@gmail.com o a través del formulario de contacto que tienes en el margen derecho.

Muchas gracias por dedicar unos minutos de tu tiempo a pasar por mi blog y dejarme un comentario.